Llegué con Jesús "N" por conducto de una Doula. Mi bebé traía una vuelta de cordón umbilical en el cuello y por eso no quise intentar el parto en casa, necesitaba respaldo de un equipo médico.
Conforme avanzaban las contracciones y yo ya estaba completamente dilatada, se hacía mas evidente que se necesitaba una intervención pero Luján no estaba en el mismo hospital que yo. Atendía otro parto, no sabíamos donde.
Cuando por fin llegó, mi bebé estaba completamente encajado pero no se movía, ni para adelante ni para atrás. El doctor quiso resolver en 20 minutos lo que no se atendió a tiempo.
Me hicieron una maniobra de Kristeller, entre dos personas. Algo crujió dentro de mí. Y el bebé no avanzaba. Luego me hicieron una episiotomía, que se desgarró.
Mi bebé tuvo muerte cerebral grado 4. Su encefalograma era como un cuaderno a rayas. Mi bebé fue mantenido con vida artificial por seis días, con la esperanza de poder donar sus órganos y con ello salvar alguna otra vida. Todo fue en vano.
A mi mamá se le detonó el Alzheimer de la depresión, mi familia ha lidiado con una gran cantidad de problemas a partir de ese evento. Yo tuve derrames en los ojos y la sangre formaba moretones en toda mi cara y mi cuerpo por el esfuerzo de pujar. Tuve una fisura rectal. A la fecha, mi cuerpo y mi alma no han terminado de sanar, de todos los impactos de esta negligencia y maltrato.